En efecto, el gas de efecto invernadero más potente es el dióxido de carbono (Co2). Es un gas que se lleva emitiendo a la atmósfera desde siempre. Surge de nuestra respiración, de la quema natural, de la descomposición orgánica. El problema es que desde el comienzo de la industrialización hemos aumentado su producción con el uso de combustibles fósiles. Pero no es el único que está involucrado en el cambio climático. Hay otros que también influyen como, por ejemplo, el vapor de agua, el metano, el ozono o el trifluorometano. Pero, sin duda, el Co2 es el que más llama la atención. El metano es otro de los gases más perjudicales y que más preocupan a la comunidad científica. Es el principal componente de gas natural y de las glatulencias de las vacas.
¡Vaya, no es correcta! El gas de efecto invernadero más potente es el dióxido de carbono (Co2). Es un gas que se lleva emitiendo a la atmósfera desde siempre. Surge de nuestra respiración, de la quema natural, de la descomposición orgánica. El problema es que desde el comienzo de la industrialización hemos aumentado su producción con el uso de combustibles fósiles. Pero no es el único que está involucrado en el cambio climático. Hay otros que también influyen como, por ejemplo, el vapor de agua, el metano, el ozono o el trifluorometano. Pero, sin duda, el Co2 es el que más llama la atención. El metano es otro de los gases más perjudicales y que más preocupan a la comunidad científica. Es el principal componente de gas natural y de las glatulencias de las vacas.